A todos nos encantan los superdeportivos, pero no son vehículos que la mayoría de mortales se puedan permitir. Sin embargo un compacto con cambio automático y motor turbodiésel de unos 140 CV es una opción muy racional y de un precio relativamente asequible, en torno a unos 24.000€. Los cambios automáticos son aún algo desconocidos en España, pero su asociación con un práctico compacto es capaz de generar mucha satisfacción, siendo un elemento de gran utilidad en los atascos de la ciudad.
Tres atractivos compactos que reúnen todas estas características y un precio razonable son el reciente Peugeot 308 2.0 HDi y los veteranos de la categoría: el Citroën C4 2.0 HDi y Renault Mégane 1.9 dCi. Todos ellos equipan motores alegres de consumos contenidos, una buena dosis de equipamiento de serie y destacan en practicidad. El Renault viene equipado con un algo obsoleto cambio automático de cuatro relaciones mientras que los otros dos franceses usan modernas cajas automáticas de seis velocidades.
La filosofía de estos tres compactos es muy similar y comparten el público al que van enfocados, un enfoque semi-premium que se puede completar con una importante lista de opciones, capaz de hacer subir el precio base en varios miles de euros. A partir de ahora, estructuraremos esta comparativa en dinámica y comportamiento, habitabilidad y practicidad, motores y prestaciones y finalmente el importante apartado de la seguridad.
Motor y prestaciones
El Renault Mégane está equipado con un propulsor 1.9 dCi de 130 CV y los Peugeot y Citroën equipan un más potente 2.0 HDi de 138 y 136 CV respectivamente. La diferencia de cilindrada y la mayor obsolescencia del propulsor del Mégane le perjudica en aceleración y recuperaciones, el par motor del Renault es de 250 Nm mientras que el de sus rivales directos es de 340 Nm, muy superior. La caja de cuatro velocidades del Renault es suave y cómoda pero las caídas de régimen de giro entre marchas son bastante acusadas, penalizando las prestaciones.
Esa es la teoría. Pero al haber menos saltos de marchas sucede lo poco previsible, el Mégane vence a sus competidores en algunas pruebas y mediciones. En cuanto a los del Grupo PSA, el 308 se impone en prestaciones ya que su caja de cambios tiene recorridos más cortos, donde no se impone es en el consumo, siendo el más elevado del trío. De todas formas, todos tienen suficiente reprís y son capaces de superar los límites legales con bastante facilidad, cifrándose su consumo de combustible en un uso normal en unos 6-7 l/100 km de gasóleo.
Dinámica y comportamiento
Es evidente que quién se compre uno de estos tres compactos no busca estrujar al máximo el bastidor en un puerto de montaña o apurar cada marcha hasta la línea roja, pero un comportamiento equilibrado y un dinamismo correcto no sobran en ningún tipo de coche. El esquema de suspensiones de todos ellos es similar, McPherson para el eje delantero y eje torsional para el tren posterior. Un esquema de coste razonable y eficacia correcta.
El Renault Mégane es quizá el menos dinámico del trío. Su reglaje de suspensión está claramente enfocado al confort y en conducción exigente su dirección blanda y excesivamente asistida no ayuda a olvidarnos de los excesivos balanceos de la carrocería. Los C4 y 308 comparten bastidor y esquema de suspensión, pero el 308 es claramente el ganador de este apartado, superando en precisión de la dirección y paso por curva al algo más blando Citroën C4. Puede que sus neumáticos de 17 pulgadas, sección 225 y suspensión firme tengan algo que ver en su victoria, además de que la genética Peugeot siempre está presente.
Habitabilidad y practicidad
La vida a bordo de estos compactos debe ser cómoda y sencilla. La practicidad es destacable en todos y tampoco se descuidan aspectos como un cierto nivel de lujo. Todos ellos poseen maleteros de tamaño normal, destacando el Peugeot 308 en este aspecto. Donde no destacan ni el Peugeot ni el C4 es el la postura de conducción y ergonomía. Ambos coches supeditan forma a función y a algunos conductores les fuerza a adoptar posturas de conducción no óptimas.
La visibilidad trasera del C4 no es brillante en el Citroën y algunos pasajeros altos pueden tocar el techo con la cabeza. Sin embargo ni el 308 o el C4 son incómodos, sólo quiero recalcar que pueden resultar incómodos para algunos. El Mégane sin embargo es un coche más convencional y la función domina a la forma, la gran cantidad de ajustes permite una postura al volante ideal y los huecos portaobjetos se extienden por todo el habitáculo.
Seguridad
El ESP es de serie en Citroën y Renault pero no así en Peugeot, donde hay que pagar un sobreprecio por un elemento de seguridad activa que debería ser de serie en todo vehículo. Los crash test de EuroNCAP arrojan resultados excelentes para cualquiera de los coches y sus distancias de frenado son mas que correctas. Quién adquiera uno de estos tres compactos debe saber que va excelentemente protegido ante cualquier imprevisto o accidente.
Conclusiones y precios
El Renault Mégane está llegando al fin de su vida comercial y es por ello que es el más barato del trío, su precio es de unos 22.500€, el Citroën se queda en la zona de los 23.500€ y como las novedades se pagan caras el dinámico 308 parte de algo más de 24.000€. Aunque estos compactos sean algo caros, no olvidemos sus suaves cajas automáticas y generosos motores, por lo que el desembolso debería estar más que justificado.
A modo de conclusión, el suave Renault se impone en precio, confort y equipamiento mientras que flaquea en los aspectos dinámicos. El equilibrado C4 destaca en cuando a motor y cambio de marchas, pero la comodidad y visibilidad trasera no son su fuerte. El ágil 308 es capaz de asombrar con sus prestaciones y paso por curva, pero su puesto de conducción y consumos no brillan.
FUENTE: http://www.infocoches.com/art/comparati ... 28578.html
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