
Dicen que en las cumbres más altas de la Tierra, oculta a los ojos de los hombres, tiene su morada el Jardinero de Sueños. Cuenta la leyenda que se trata de un hombre por el que no pasan los años, ya que en un momento de su vida, cuando su situación era insostenible, juró servir al Gran Dios si éste le proporcionaba la paz que su alma necesitaba.
Dios le escuchó, y acordó que él se encargaría de plantar, regar y cuidar de los sueños de la gente por siempre jamás, y que a cambio, él recibiría la paz que tanto ansiaba y vida eterna, de manera que puediese desempeñar siempre su trabajo con total perfección, sin el agotamiento propio de edades más avanzadas.
En su primer día, el Gran Dios le mostró el que sería su hogar y lugar de trabajo. Le dijo que debería escalar a la cima más alta de la cordillera sagrada y una vez allí, cerrar los ojos en busca de la paz que su alma reclamaba. De esa manera, se mostraría ante él la puerta que debía llevarlo a su morada.
Una vez consiguió abrir la puerta, que se elevaba sobre el terreno y daba a unas escaleras de un brillante mármol blanco, el Jardinero de Sueños comenzó a descenderlas poco a poco, con pasos lentos pero firmes.
Cuando llegó al final de la escalera, sus ojos quedaron absortos ante el paisaje que tenía enfrente: un inmenso campo, lleno de flores, plantas y arbustos.
- "Bienvenido" - le dijo en Gran Dios - "éste es tu hogar a partir de ahora".
- "Pero, ¿qué es lo que debo hacer aquí? Yo no soy jardinero, seguro que todas estas plantas se me morirán, nunca tuve maña para estos menesteres..."
- "Tranquilo" - contestó el Gran Dios - "No son plantas, son los sueños de la gente. Si te fijas, en sus flores y hojas se reflejan los pensamientos que pasan por sus mentes mientras duermen".
- "¿Y cuál es mi función aquí?
- "Deberás encargarte de regarlos para que crezcan, podar los que estén secos y plantar otros nuevos, a medida que se vayan secando las plantas más ancianas. Proporcionarás paz a las mentes atormentadas y desasosiego a las almas que se alejen del camino del Bien. Pero ten cuidado, si las riegas en exceso, o las dejas sin regar, pueden marchitarse, y entonces las personas dejarán de soñar..."
- "¿Y qué hay de mí, yo seguiré soñando?" - Se apresuró el hombre a preguntar, temeroso de perder esos viajes fantásticos a lugares recónditos, a ver rostros hermosos y paisajes de colores vivos.
- "Tú tienes tu propia planta, en tu cabaña, junto a tu cama, hay plantado un bonsai, al que deberás ir dando formas y cuidando a diario, de manera que dependiendo de la forma en que lo podes, podrás escoger tus sueños".
Y el Jardinero de Sueños se puso manos a la obra, plantando sueños, regando pesadillas y arrancando las flores muertas. Así que si un día tienes pesadillas, acuérdate de regar el bonsái de tu memoria, para que mañana vengan sueños mejores...
== FIN ==