Mi Pandora. Tendadora de hombres. Cabellos rubios y enarbolados, unos ojos expectantes desde el abismo, un cuerpo sublime, perfecto, y una voz que me llamaba entre sueños. Demasiado para cualquiera. Desbordante para mí.
Alejarme quiso de mi ángel, mas cuando mi voluntad estaba quebrada, ella apareció para recordarme el verdadero camino. Con sutil gracia impregnada en amor verdadero alejome de ese sendero de Tinieblas.
Cuan duros son los embistes del mal. Que duraderos son sus efectos. Que hasta hoy aun resuenan en mi cabeza los cánticos proferidos por las criaturas que, en aquella oscura noche, acompañaban a esta forma tentadora del infierno. Aún puedo escuchar su llanto, aún puedo sentir su aroma. Sigo esperando el día en que la herida se cerrará y podré reunirme al fin con mi ángel.
Tened cuidado con la Navidad, y más concretamente con la noche. Porque como ya dijera el sabio: "... dejan la puerta abierta de par en par a las emanaciones de las almas perdidas."
Y para darle algo de calidad a esta basurilla que he escrito citamos al maestro:
Frecuentemente, para atraernos a nuestra perdición, los agentes de las tinieblas nos cuentan verdades; nos seducen con inocentes bagatelas, para traicionarnos con las consecuencias mas terribles.
Shakespeare - Macbeth
Enga, un saludo. Voy a currar.













