
El boliviano que perdió un brazo en el trabajo, cuyo jefe tiró a la basura, afirma que su patrón se «comportó muy mal»
En algunos momentos hasta saca humor para entonar una canción. En otros se retuerce de dolor. Edgar Franns Rilles Melgar, el boliviano de 32 años sin papeles que a finales de mayo perdió su extremidad en una panificadora de Real de Gandía, se recupera en el hospital. Cuenta a una inspectora de Trabajo cómo la máquina le atrapó durante cinco minutos, cómo luchó para liberarse y cómo su jefe le llevó hasta el hospital en coche y le dijo: «Tú di sólo que has sufrido un accidente». Luego limpiaron la máquina y arrojaron el brazo a un contenedor. La policía necesitó varias horas para recuperarlo y el reimplante fue imposible.
-¿Cómo se encuentra?
-Voy tirando. Harto ya de estar aquí. Duele mucho, la verdad.
-¿Cómo era el trabajo en la panificadora de Real de Gandía donde ocurrió el accidente?
-Empecé el 10 de octubre de 2007. Al principio entré cobrando 900 euros al mes por trabajar de doce de la noche a doce de la mañana, de lunes a sábado. Luego me bajaron el sueldo a 700 euros.
-¿Qué pasó aquella noche?
-Era la una de la madrugada. Estaba trabajando en la máquina de mezclar masa. Se cayó un sobrecito de levadura y metí la mano para sacarlo. La máquina me chupaba el brazo hacia abajo. No podía sacarlo de ninguna manera. Sentí mucho dolor y así estuve varios minutos.
-¿Cómo consiguió liberarse?
-Con el brazo derecho busqué como pude el interruptor de la máquina, que encima estaba a la parte izquierda, algo alejado. Tuve que estirarme con todas mis fuerzas para poder desconectarla, porque no llegaba. Casi se me desencaja el hombro. Cuando logré liberarme ya no tenía brazo.
-¿Qué pasó después?
-Al cabo de un rato, ni me acuerdo cuánto fue, llegó mi compañero Álex y llamó a Raúl, el jefe. Tardó unos 15 minutos. Yo lloraba en el suelo y decía: «Mierda».
-¿Cómo le ayudaron?
-Raúl me llevó en su coche al hospital de Gandía. Cuando estábamos cerca, paró y me dijo: «Baja. Si te preguntan algo tú di sólo que has sufrido un accidente». Después se marchó. Yo lo conté en el hospital y llamaron a la policía.
-¿Cómo se siente?
-Esto es una injusticia. Ahora mi hermana y yo necesitamos ayuda. Me he quedado sin trabajo y ella ha dejado el suyo.
Fuente: Diario Sur