
Tengo que remontarme al viaje que hice a Murcia en noviembre de 2006, todo empezó allí. Recuerdo que estuve bañándome el 1 de noviembre en la playa (cosas del cambio climático); Belén (mi mujer), unos amigos y yo lo estábamos pasando estupendamente y de repente recibimos una llamada de la Comunidad de Madrid referente a la adopción que esperábamos desde hacía unos años (Somi recordará que hablé con él de este tema, creo que también estaba por allí Collard entre otros). Nos citaron en Madrid pasado el puente y una vez allí nos propusieron adoptar a una niña muy, muy especial. Se trataba de una recién nacida que era muy prematura, la madre biológica sudamericana dio a luz al 6º mes de embarazo (en la semana 27 de las 40 que son lo habitual) y la abandonó en el paritorio sin verla, dejándola a cargo de la Comunidad de Madrid (esto es perfectamente legal, lo que no hay que hacer es dejar a un niño en un cubo de basura). Al ser tan pequeña estaba en la UCI, en una incubadora. Nosotros estuvimos yendo mañana, tarde y noche al hospital durante semanas ya que estuvimos con el “programa canguro” que consiste en tener al bebé piel con piel durante horas y horas para que como dijo una de las pediatras jefe: “se terminase de hacer”, ya que Inés (así se llama mi hija) nació con 1 kilo y 43 gramillos de peso… incluso bajó hasta los 900 gramos días después.
Cuando te hablan de prematuros no te imaginas exactamente cómo son hasta que no los tienes en tus brazos, o en tus manos mejor dicho ya que pueden ser tan pequeños que te entran en las palmas. Lo malo es que acarrean muchos problemas, enfermedades y retrasos debido a su inmadurez, tales como: retinopatía (pudiendo perder la vista), displasias pulmonares (que en algunos casos les dejan dependiendo de oxígeno de por vida), etc… o lo peor de todo, el no sobrevivir como vimos en algún caso por desgracia. Además de esto y del bajo peso se ve a simple vista que tienen mucho pelo por la frente y espalda (se llama “lanugo” y todos lo hemos tenido siendo fetos, luego se cae), no tienen pestañas, sus dedos son como palillos, sus brazos como los dedos de un adulto, no tienen el reflejo de succión así que les alimentan por sonda, e incluso se les “olvida” respirar y tienen que estar permanentemente controlándoles el nivel de oxígeno en la sangre… casi nada.

Como veis fue tremenda la que se nos vino encima desde que aceptamos adoptar a la nena, y esto nos tuvo totalmente volcados en su cuidado y numerosísimas revisiones. En muchos casos los prematuros acarrean problemas más o menos pequeños a lo largo de su vida pero a día de hoy puedo decir nos ha tocado la lotería, Inés es una niña sanísima y ha superado totalmente todos los males que llegó a tener. Durante unas semanas fue la c4trera más pequeña pesando menos de un kilo y no llegando ni a 40 cms de altura, pero ahora es una campeona de 9 kilos.

Bueno, con esto termino pidiendo de nuevo disculpas por no pasarme ni un segundo pero os aseguro que en estos meses en nuestra cabeza no ha habido otra cosa más que sacar adelante a Inés; hemos modificado nuestros horarios de trabajo, ocio y demás, como hacen todos los padres primerizos pero en nuestro caso con una bebita que parecía un polluelo desplumado. Incluso me he quedado calvo... bueno, eso ya lo estaba…

PD: he leído el post “Se busca a Gonzybe” y me habéis emocionado con vuestra preocupación, ahora sé que no me equivoqué cuando empecé a escribir aquí.

Inés con 1 kilo de peso... observad el tamaño de sus brazos y dedos comparándolos con mi mano.

Los pañales de la derecha son de recién nacido, los de la izquierda de prematuro, le están pequeños a la mayoría de muñecas, no los hacen en España.

Os presento a Inés.

