Para empezar, os cuento yo una mía
“Iba conduciendo tranquilamente (a unos 60 Km/h) por la ciudad, cuando en una calle de 2 carriles por sentido me adelanta un Mercedes y, sin motivo alguno, me cierra y frena (no había ningún obstáculo ni ningún coche delante nuestro). Doy por supuesto que el tío iría a parar o algo y, al adelantarle le toco la bocina (un pip pip, nada de una pitada en condiciones) como diciéndole “tío, si vas a parar, no adelantes así…” y el gilipollas me mete una ráfaga de largas y se pone en marcha a toda ostia… cuando se pone a mi altura, dándome ráfagas de largas me digo… “Qué cojones querrá el payaso este…” y acelero… y el detrás… y yo más rápido…” total que llegamos a una rotonda y entramos casi al mismo tiempo. Como yo iba por el lado externo de la rotonda me dije… “pues ahora te vas a joder porque me voy a poner a dar vueltas a la rotonda y a ver como sales..” al final… el tío frena y se pone detrás de mí… salgo de la rotonda y el detrás… paro el coche… el para detrás de mí… salgo jurando en hebreo y dispuesto a zurrarme con el que sea… y se baja un amigo de mi viejo hecho una furia… ¡¡porque había conocido el coche y se pensaba que me lo habían robado!!
Total que cuando me acerco a el le digo “¡¡Ostías, Iñaki, pero si eres tu!!” y el otro “¡¡Joder Rober!! Que cojones te has hecho que no te había conocido”
Resulta que yo solía llevar el pelo bastante largo pero ese verano había decidido raparme porque estaba hasta los huevos del calor y el no me había visto con el pelo corto….
Vamos, que los 2 íbamos dispuestos a liarnos a hostias con el del otro coche y nos llevamos un corte que pa’qu las prisas

