Al volante del nuevo VW Golf VI
Volkswagen pasa por una fase muy positiva: rentable en resultados operativos, floreciente como marca y tercer grupo mundial en ventas, ya por delante de Ford. Pero la sexta generación de su modelo de mayor aceptación ha sido concebida con el conservadurismo más acérrimo, también en su acepción más conveniente, para mantener los valores que sugiere este veterano nombre de modelo valorado en todo el mundo y con muchos millones de ventas a sus espaldas. Valores como la calidad/fiabilidad, en las que el Volkswagen Golf no siempre ha cumplido al mismo nivel que sus precios siempre por encima de sus rivales ‘generalistas’; los usuarios de las anteriores generaciones saben de lo que hablamos, aunque la fuerte imagen de este coche en España determina una percepción de satisfacción de uso y un prestigio que siguen dándole un fuerte tirón.
Con este enfoque, el Golf VI seguramente seguirá siendo el “más deseado del segmento” , pues a las satisfacciones usuales de practicidad y atractivo añade virtudes dinámicas y de confort reforzadas. En cuanto a la calidad real y fiabilidad de funcionamiento, un factor crucial que toma tiempo en comprobarse fehacientemente, es objeto de una firme promesa por parte del actual responsable del grupo VW, Martin Winterkorn, anteriormente jefe de Audi y casi obseso del tema. Mientras comprobamos o no los resultados futuros, lo percibido en esta primera ocasión resulta muy prometedor.
No mentiría quien sintetizase diciendo que el proyecto ha consistido en tomar la estructura del Golf ya conocido, aligerarla y a la vez hacerla más rígida con optimización del monocasco y mayor empleo de aceros de alta resistencia, poner al día su equipamiento, mecánicas y transmisiones, y recubrir todo ello con una carrocería de estilo muy cuidado, en la que los trazos cambian para que la ‘impresión Golf’ siga siendo la misma de siempre.
El hecho de que la habitabilidad (excelente, si exceptuamos la anchura posterior algo limitada, con 133 cm a la altura de los hombros) e incluso el espacio y forma del amplio maletero prácticamente no evolucionen también habla del carácter continuista de este proyecto. Con igual longitud (sólo 5mm más corto) y altura que el Golf V, el nuevo aumenta 20 mm su anchura y conforma un conjunto estético agraciado, con trucos como el aligeramiento visual del capó delantero por sendas líneas divergentes, los estilizados retrovisores alejados del cristal lateral, la elegante arista de la cintura de carrocería o los grupos ópticos traseros que dinamizan sus proporciones aparentes. El coeficiente aerodinámico de 0,31 no acaba de reflejar el cuidado aplicado en detalles como los vierteaguas, los espejos o los elementos de sellado de puertas para eliminar los silbidos del viento.
La insonorización, un factor emblemático en una percepción de calidad, mejora netamente también por el grosor del acristalamiento y la capa intermedia aislante del parabrisas, el tipo de apoyos de la mecánica o la minuciosa aplicación de elementos amortiguantes más eficaces y también más ligeros. El habitáculo, además de ser silencioso, gana en prestancia, marcando diferencias con los rivales.
En realidad, muchas cosas recuerdan al prestigiado Passat, porque son similares o idénticas. El fluido tablero, interrumpido por las 4 rejillas de climatización enmarcadas en cromado, sugiere estilo y confort, como los paneles de puerta y sus mandos de alzacristales y espejos exteriores situados delante, más accesibles. La instrumentación con luz blanca es clara (ya no está la iluminación azul discotequera), con dos grandes relojes y los pequeños marcadores redondos de temperatura y nivel de combustible integrados en ellos, también cromados en su bisel. En medio de los relojes, una útil pantalla multifunción. El volante, pudiendo incorporar diversos mandos, también es tipo Passat. La consola ccntral acomoda en su parte superior –además de los aireadores y de la gran pantalla táctil opcional- los mandos de sonido y, más abajo, de climatización y otros detalles. En su parte horizontal, delante de la palanca de transmisión, un receptáculo con tapa sustituye al cenicero, y también se sitúan ahí los interruptores de ayudas dinámicas. Por detrás, un freno de mano convencional y otro hueco con tapa corrediza.
La guantera principal es refrigerable y las cuatro puertas llevan bolsillos, las de delante con amplios huecos que pueden acoger botellas grandes. Bajo el asiento del pasajero puede ir una útil gaveta y en el techo, según versiones, hay un receptáculo para gafas.
Volkswagen enfatiza la disponibilidad de opciones de dotación ya vistas en el Passat, como el control de crucero ACC con mantenimiento de distancia (lo hay también normal), el Park Assist o la suspensión de amortiguación (y dirección) pilotadas DCC, que hace inncesaria la existencia de una suspensión Sport convencional. Pero lo interesante del Golf es su equipamiento en general, abundante, razonable y con los detalles bien cuidados, que se escalonan convenientemente en versiones Trendline (ya con todo lo imprescindible), Comfortline y Highline. La dotación de seguridad también es motivo de satisfacción, yVW está patentando su sistema específico ‘anti-latigazo’ WOKS de los asientos delanteros, muy bien conformados, por cierto.
El Golf lleva siete airbags, incluyendo el de rodillas del conductor, laterales en las plazas delanteras y de ‘cortina’ para las cabezas, siendo opcionales los laterales traseros, que a su vez se acompañan con tensores de cinturón. Un sistema especial de detección central de impactos modula la actuación de los airbags y cinturones, según el tipo de impacto.
Conducir un nuevo Golf es como visitar a un viejo conocido que ha reforzado sus habilidades. La sensación de pisada franca y segura, así como la agilidad, acuden a la cita. La servodirección electromecánica tiene un tacto agradable. El confort sonoro acentuado está ahí, aunque las exageradas cubiertas 225/45-17 de algunas versiones pasen su factura adicional en rumor de rodadura. Los coches de demostración, todos con DSG y equipados con DCC, ofrecían las virtudes de este tipo de transmisión tanto en gasolina como en Diesel.
El TDI de 140 CV, ahora con conducto común y dos árboles de equilibrado, sigue siendo una joya en rendimiento/consumo y ahora también se ha refinado. El elástico 1.4 TSI de 122 CV es el ‘mínimo razonable’ para este modelo con imagen especial, y combina buenas prestaciones con un consumo que no se dispara. En cuanto al brioso 1.4 de 160 CV, con compresor y turbo, sus excelentes prestaciones son un agradable plus, pero el consumo medio oficial de 6,0 litros/100 km con el DSG de 7 marchas es una pirueta de homologación no reproducible en carretera ni aunque se practique una conducción economicista.
En cuanto al Golf con DCC, es cierto que sus tres modos Normal, Confort y Sport ofrecen tres estimables ámbitos de modulación, y por tanto de dinamismo. Pero la flexibilidad básica tirando a dura, sobre todo combinada con ruedas de 17”, determina una percepción de suspensión más bien seca que algunos rivales teóricamente peor dotados mejoran con claridad para un rodar confortable.
VW pone un especial acento en los cuatro motores de lanzamiento y su posible combinación con los eficientes cambios DSG de 6 ó 7 marchas (ya no habrá más cambios automáticos con convertidor de par), pero la gama comprende también un 1.390 cm3 básico de 80 CV que no se comercializará en España, mientras que el renovado 1.6 (para cumplir con la norma Euro5) sigue rindiendo 102 CV y no sería raro que se ofreciese en nuestro país más adelante como motor de acceso.
A lo largo de 2009 sí que habrá un 2.0 TDI de 170 CV y un 2.0 TSI de 200, y el 2 litros turboalimentado del futuro GTi debe rendir 230. Para más adelante se espera un 2.0 TDI con turbos en dos etapas y 204 CV. En cuanto a la faceta orientada al mayor ahorro energético, un 1.2 TSI de gasolina, con 105 CV, podría hacer maravillas, mientras que el nuevo Diesel 1.6, en versiones de 90 y 105 CV, quitará un poco al 2.0 TDI de 110 CV su razón de ser.
Fuente: Autopista