Una calurosa sala de prensa y con un resplandor que no deja ver los ordenadores, largas caminatas a pleno sol y pilotos mañosos forman parte de un día típico para los periodistas que siguen la caravana del Dakar.

Al principio del día cualquier campamento del Dakar no dice mucho. Es una zona de diez hectáreas con pocos sectores ocupados. Están la sala de prensa, el restaurante, los baños químicos, las duchas, algún que otro micro preparao para la organización y el sector VIP. Pero a partir de media mañana el paisaje va cambiando.
Con la llegada de los primeros equipos de asistencia va tomando forma definitiva. Los camiones de Volkswagen, X-Raid, KTM, Aprilia, Mecasystem, Loctite, Michelin/BFGoodrich son los primeros en llegar y ocupan grandes lugares para poder trabajar tranquilos.
Al final del día el vivac está lleno de camiones, motorhomes vehículos de competición y más de 2.500 personas. Por eso al momento de buscar algún testimonio se pueden demorar varias horas. Es que muchos de los equipos están pegados unos a otros y se hace difícil su localización. Ahí es cuando entra en acción el sentido de orientación partiendo como base de los equipos “top” que usan grande banderas ubicadas varios metros de altura para que sus propios pilotos sepan dónde están ubicados.
Las caminatas son constantes desde las 13.30, cuando suelen llegar las primeras motos, hasta las 17 o 18, cuando ya arribaron al campamento los argentinos mejores ubicados. Igual a veces la suerte juega un papel importante ya que en muchas ocasiones uno se topa con los propios pilotos en los lugares y momentos menos pensado.

Después de unos días de hacer el mismo trabajo, uno ya sabe las mañas de algunos “drivers”. Marc Coma y Cyril Despres son reacios a las notas individuales. Improvisan conferencias de prensa poco después de cruzar la puerta de los campamentos. Antes de hablar se toman uno o dos minutos. El español lo primero que hace tan pronto se saca el casco es ponerse la gorrita de Red Bull, ubicada estratégicamente en el bolsillo trasero de su chaqueta. El francés, en tanto, se acomoda la bandana que usa con el logo del toro rojo y antes de pronunciar palabra se mira en el espejo de su moto para ver si le quedó bien..
Sainz es otro que tiene sus cosas. Hay que “pillarlo” justo al bajar del VW RT3. La televisión alemana y Volkswagen, que hace un resumen diario de lo que hace el equipo alemán, tienen prioridad. Después se para con cara de pocos amigos y empieza a responder preguntas en español. No más de cinco minutos y se va. Si uno llega un segundo después de que dio por concluido su relato, hay que preocuparse por pedirle el testimonio a algún colega ya que el Matador no suele ser un hombre de repetir dos veces las mismas cosas.
El resto del trabajo continúa en la sala de prensa, nuestro segundo hogar (el primero es la carpa). Trabajamos sobre mesas y bancos de madera que bien podrían servir para un multitudinario asado entre amigos. Eso sí, después de la primera semana la falta de un respaldo se hace sentir.
Durante todo el día hay un molesto resplandor que impide ver bien el monitor del notebook. Por eso muchos colegas hacen un toldito con una toalla para poder trabajar con mayor comodidad. Cuando cae el sol uno puede ver con total nitidez la pantalla. Pero bueno, así es el Dakar…
....................................................
Mira que es desaborío Carlos Sainz, no? Así todo serio y con esa cara que parece que diga "no me toques las narices o haré que parezca un accidente". Y me imagino al vanidoso Despres mirándose en el espejo de la moto antes de hablar.
Estoy estudiando una sección de "parecidos razonables" entre pilotos del Dakar y compañeros de este nuestro foro. Sorpresas habría, sí señor...